Control

Título original: Control.
Dirección: Anton Corbijn.
País: Reino Unido.
Año: 2007.
Duración: 122 min.
Género: Drama, musical.
Interpretación: Sam Riley (Ian Curtis), Samantha Morton (Deborah Curtis), Alexandra Maria Lara (Annik Honoré), Joe Anderson (Peter Hook), James Anthony Pearson (Bernard Sumner), Toby Kebbell (Rob Gretton), Craig Parkinson (Tony Wilson), Harry Treadaway (Stephen Morris), Richard Bremmer (Kevin).
Guión: Matt Greenhalgh; basado en la novela autobiográfica "Touching from a distance", de Deborah Curtis.
Producción: Orian Williams, Anton Corbijn y Todd Eckert.
Música: Joy Division y New Order.
Fotografía: Martin Ruhe.
Montaje: Andrew Hulme.
Diseño de producción: Chris Roope.
Vestuario: Julian Day.


Sinopsis
Control es la biografía de Ian Curtis, vocalista de Joy Division desde 1973, cuando aún era un adolescente que estaba en el colegio, hasta la víspera del arranque del primer tour americano del grupo en 1980. Durante estos años, asistimos a la evolución de Curtis, que parte de su admiración adolescente de David Bowie, a un punk inspirado en la obra de los Sex Pistols, hasta llegar a convertirse en una estrella dentro del rock New Wave, movimiento musical derivado del punk rock, surgido a finales de los 70 en Inglaterra.
La película, basada en la biografía de su ex-mujer Touching From A Distance, hace un repaso por todos los acontecimientos que marcaron la vida de Ian: epilepsia, fracaso matrimonial, su amante, su grupo.
Corbijn utiliza estos hechos en un intento por explicar que fue lo que le llevó a ahorcarse, con tan sólo 23 años.


Crítica
Por un lado, “Control” tiene los tópicos de los biopics sobre artistas: el protagonista es un tipo con mucho talento pero con algún problema y no es feliz en su vida… En este caso es epiléptico, la relación con su mujer es confusa y tiene una amante.

Aunque también es diferente del grueso de este tipo de películas, por la manera en que está rodada. Es una película sombría y oscura, ya que refleja la vida de una “alma atormentada”, por lo que atrapa y angustia al espectador. Está rodada de manera austera pero a la vez elegante, gracias al blanco y negro.

Los aficionados al grupo Joy Division tendrán un aliciente más para ver la película, ya que en ella suenan bastantes temas de la banda inglesa.

Sam Ridley, como suele ser habitual cuando se interpreta a un personaje real, realiza una gran labor de interpretación/mimetismo, logrando captar las expresiones de Ian Curtis y su, un tanto ridícula, forma de moverse sobre el escenario.

Por tanto, este film es bastante bueno… Pero, eso sí, no esperes pasar un buen rato viéndolo.


Puntuación: 7

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